El “charrismo” sindical mexicano- una de las mafias más poderosos del mundo y sostén del viejo régimen priista durante más de 70 años-, aún sobrevive. Pero ahora ha recibido un duro golpe que pude convertirse en el principio de su agonía mortal.
Los días 17 y 18 de agosto, en la planta de la General Motors (GM) en la ciudad de Silao, Estado de Guanajuato, se realizó una segunda votación para que lo trabajadores ratificaran la legitimidad de su Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) -controlado por un sindicato de protección patronal de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la más poderosa central burocrática-, que lo rechazó con un 54% por ciento de la votación y un 45% a favor. De un padrón de 6,400 trabajadores, participaron en la votación 5,876, la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) informó que hubo 3,214 votos a favor de no legitimarlo, 2,623 a favor y 39 votos nulos.
Una primera votación, en abril, tuvo que ser suspendida por diversos actos de intimidación y violencia ejercido por las huestes cetemistas en contra de los trabajadores. Amenazaron con que, en caso de perder la votación, los trabajadores “perderían todas sus prestaciones”, además intimidaron a los votantes en las urnas y, finalmente, quemaron las urnas. La Secretaría del Trabajo del gobierno mexicano rechazó las graves violaciones y resolvieron reponer el proceso.
Estos métodos de coerción, y otros más graves que incluyen, despidos, palizas y asesinato contra sus opositores, han sido práctica común del charrismo sindical para ganar elecciones o recuentos. El problema es que ahora, bajo el capítulo laboral del nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC) y las reformas a la Ley Federal del Trabajo, del 1 de mayo del 2019, en materia de libertad sindical, existen nuevos mecanismos que limitan las elecciones fraudulentas. Ahora se permite la participación de organizaciones sindicales y de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, observando y emitiendo recomendaciones sobre las elecciones sindicales en los sindicatos mexicanos. En el recuento de GM participaron como observadores el principal sindicato del sector privado de Canadá (UNIFORM que afilia a 350,000 trabajadores), IndustriALL Global Union, la AFL-CIO de Estados Unidos (EEUU), de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) e incluso del Instituto Nacional Electoral (INE).
Un nuevo escenario global para la clase trabajadora
La participación de las autoridades laborales y sindicatos de Estados Unidos y Canadá es concebida, por algunos observadores y el charrismo sindical, como una cesión de soberanía, pero no toman en cuenta que estamos ante una economía globalizada y los conflictos laborales adquieren una dimensión que rebaza, con mucho, las fronteras nacionales. Combatir a una empresa multinacional, como lo es General Motors y muchas otras más, desde un ángulo puramente “nacional”, es como pensar que las sardinas puedan vencer a un tiburón luchando cada una por su cuenta.
Tampoco debemos pensar que el rechazo del gobierno de los EEUU y Canadá a las prácticas gansteriles de la CTM, significa que ahora son buenas personas, sus motivos no tienen nada que ver con la democracia o de pensar en el bienestar de los trabajadores mexicanos. Es evidente que importantes sectores de la clase dominante de EEUU se ha dado cuenta de que se les “pasó la mano” al trasladar, hacia los países periféricos, parte de su producción industrial para reducir los costos de producción y golpear al sindicalismo local. Eso ha traído como consecuencia: la conversión de China en una potencia industrial; fuertes déficits comerciales; debilitamiento de la capacidad industrial interna; mayor impacto del desempleo durante las crisis cíclicas y fuerte descontento entre la clase trabajadora de Canadá y los EEUU.
Ante este nuevo marco de negociaciones, de manera hipócrita, la CTM pretende adoptar una postura “nacionalista” ante la observación de sindicatos de Estados Unidos y Canadá en el recuento, pero olvidan el abierto respaldo que les otorgaron estas mismas organizaciones durante décadas.
Desde el punto de vista de la clase trabajadora, este nuevo escenario nos obliga a pensar en un nuevo tipo de internacionalismo en donde es vital una vinculación estrecha, entre organizaciones de una misma empresa multinacional, para luchar por mejores condiciones laborales y salariales a escala global (Convenios Marco Internacionales); de garantizar la libertad sindical en todos los países en donde se encuentren estas empresas; de fortalecer la construcción de sindicatos internacionales y de hacerlos realmente eficaces.
Lo que sigue
Al perder la consulta, la CTM ha dejado de ser la titular del CCT, pero los trabajadores no perderán ningún derecho adquirido. Ahora se abre la puerta para definir, en nuevas elecciones, qué sindicato habrá de revisarlo. La CTM conserva el derecho de participar en dicha contienda, pero tiene tres factores en contra: las y los trabajadores están perdiendo el miedo a su dominación; arrastran la vergüenza de contar con el peor contrato y salarios de la industria automotriz y el surgimiento de una nueva alternativa de trabajadores clasistas agrupados en la organización “Generando Movimiento”, que cuenta con la asesoría del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS), y el apoyo de la Federación de Sindicatos Independientes de las Industrias Automotriz, Autopartes, Aeroespacial y del Neumático de México (FESIIAAAN) y de la Nueva Central de Trabajadores (NCT).
El lunes 30 de agosto los trabajadores de Generando Movimiento realizaron una conferencia de prensa en donde informaron que han constituido el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA), cuya Secretaria General es la compañera María Alejandra Morales Reynoso y que ya cuenta con el debido registro. Además, informaron que la empresa ha cesado las amenazas, despidos y su descarado apoyo al sindicato cetemista. Después de organizarse de manera clandestina, ahora el SINTTIA iniciará un trabajo abierto con los trabajadores para afiliarlos y disputar la titularidad del contrato.
El enorme poder acumulado por las mafias sindicales de la CTM (lo mismo que la CROC, la CROM o de la CATEM), no augura una disputa sencilla y pacífica para la recuperación de las organizaciones sindicales y garantizar su independencia y democracia. Aún cuentan con el apoyo de los partidos de la derecha tradicional como el PAN (Partido Acción Nacional), PRI (Partido Revolucionario Institucional) y PRD (Partido de la Revolución Democrática) e incluso de sectores del actual gobierno. Será necesario elaborar un estrategia, inteligente y militante, para vencer la resistencia de las mafias sindicales y del enorme poder que los auspicia.
Mientras que para la clase empresarial, las recientes reformas laborales y el resultado del recuento en la empresa de GM, se ha abierto una “caja de Pandora”, para la clase trabajadora se ha abierto una ventana de oportunidad para construir sindicatos auténticos; destruir a las mafias sindicales; construir una nueva y poderosa central de trabajadores; terminar con los sindicatos de protección patronal; impulsar la sindicalización de los trabajadores no organizados (alrededor del 85% de la clase trabajadora); recuperar los salarios reales, condiciones de trabajo y jubilaciones existentes antes del periodo neoliberal y constituirse como una clase social organizada y consciente.
Esta es la única fórmula para alcanzar nuestros objetivos y destruir, realmente, al viejo régimen neoliberal y corrupto.