Via Esquerda Online
El domingo 21 de febrero, el CNE, el Consejo Nacional Electoral de Ecuador, órgano constitucional que coordina las elecciones en ese país andino, proclamó oficialmente el resultado de las elecciones generales. El CNE, tras anunciar un resultado preliminar, entre el 9 y el 10, basado en el llamado “conteo rápido” (por muestreo), aunque regimiento, fue correctamente visto por muchos analistas como un anuncio apresurado, ya que la diferencia 2º y 3º el lugar rondaba los 30 a 35 mil votos, es decir, menos del 0,5%.
El resultado fue proclamado luego de 15 días de polémicas por recursos y relatos, acusaciones de fraude por parte del candidato Yaku Pérez, del partido Pachakutik, que tiene su principal base social en los indígenas y campesinos.
Pachakutik convocó vigilias de protestas y también una marcha con el apoyo de movimientos de algunas provincias para esta semana, para que hubiera un recuento del 50% de los votos en 16 provincias y el 100% de los votos del distrito electoral más grande, que es la provincia del Guayas, a partir de una reunión de acuerdo, difundida por los grandes medios de comunicación, que se realizó entre Pérez y Guillermo Lasso, el candidato banquero de los grandes empresarios y la vieja derecha (quien luego se retiró del acuerdo). Después, el propio CNE no aceptó la solicitud de Yaku ni la 2ª propuesta formal de Guillermo Lasso y decidió anunciar el resultado para que se abriera el plazo de apelación.
El caso es que todavía no fueron examinados los recursos judiciales, pero la segunda vuelta está programada para el 11 de abril entre Andrés Arauz, del Frente Unión por la Esperanza, apoyado por el expresidente Rafael Correa, quien obtuvo el 32,72% de los votos válidos (3.032.906 votos), y Guillermo Lasso que alcanzó el 19,74% (1.829.378 votos), quedando Yaku Pérez en el 3º lugar con el 19,38% (1.796.542 votos), es decir, una diferencia de solo 32.836 del 2º candidato.
La llegada de Lasso a la 2a vuelta no cambia el mensaje mayoritario de las urnas, que se reflejan por un lado, del repudio al giro a la derecha de Lenín Moreno, cuya candidata, Ximena Peña, de Alianza País, solo tuvo 1,54% de los votos; por otro lado, un voto en los candidatos y parlamentares de izquierda y centroizquierda. Sumando los votos de Andrés Arauz, Yaku Pérez y Xavier Hervas, alcanzó el 67,79%. En la Asamblea Nacional, sumando estas fuerzas, se eligieron 94 de 137 parlamentares, que pueden tener agendas programáticas comunes.
Un dilema para los movimentos indígenas
Pachakutik es un partido político importante en Ecuador y representa a la mayoría de movimientos y líderes indígenas, muchos de los cuales están vinculados a la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador – CONAIE, que ya ha liderado varios levantamientos sociales en el país, el más reciente en Octubre de 2019 contra el paquete neoliberal del Gobierno de Lenin Moreno en obediencia a los dictados del FMI.
Algunos territorios y movimientos indígenas en el país enfrentaron diversas medidas de concesiones por parte de los gobiernos de Rafael Correa (2007-2017) y sus proyectos de liberación en áreas de preservación ambiental y territorios ancestrales a favor de empresas mineras que generaron impactos ambientales y sociales. Pero hasta hoy en día aún persisten las ilusiones por parte de sectores del progresismo ecuatoriano de que expandir las inversiones extranjeras directas en el extractivismo depredador por parte de las grandes empresas mineras sería la fuente milagrosa de recursos tributarios para contrarrestar, a largo plazo, la caída de los ingresos petroleros que actualmente es tan decisiva para mantener el estado.
Además de los fuertes impactos ambientales y sociales negativos, el padrón histórico de explotación de los recursos naturales de las empresas mineras, a través de megaproyectos de exploración subterránea y el uso de agua en grandes volúmenes, deja, a largo plazo, un legado de tierra arrasada, que genera una enorme riqueza para unos pocos capitalistas, empresas asociadas y una minoría de especialistas, a partir de la sobreexplotación de la mano de obra local, la destrucción del medio ambiente, la violación de los derechos humanos y la desarticulación de los padrones culturales de las poblaciones originarias. Ha sido así, desde hace décadas en Chile, Bolivia, Perú y también en Ecuador que, en el vacío de la mega minería de cobre, oro, plata, entre otros minerales, después de un boom de inversiones de capital externo, lo que queda son cementerios ambientales y sociales, estrechamente relacionados con las mayores tasas de accidentes laborales y el uso de residuos y desechos químicos.
Entre las diferentes formas de contestación de estos megaproyectos mineros, también se realizó una consulta popular el mismo día de las elecciones en la ciudad de Cuenca, la tercera ciudad más grande del país y capital de la Provincia del Azuay, la cual rechazó por más de 78 % la explotación de metales en zonas de agua potable. Esta fue la pregunta de la Consulta: “¿Está de acuerdo con la prohibición de la minería de metales a gran escala en la zona de recarga de agua del río Tarqui, según la delimitación técnica realizada por la empresa municipal de Telecomunicaciones, Agua Potable y Saneamiento Etapa EP? » Repitiendo la misma pregunta para otros cuatro ríos de la región. Este modelo de consulta debe ser seguido por todas las regiones del país y también por otros países cuyas poblaciones son víctimas de grandes actividades extractivas depredadoras.
Por otro lado, no hay duda de que hubo choques parciales desde el período de Correa, con medidas que enfrentaron parcialmente la dominación imperialista en la región, como la auditoría de la deuda pública, con la asistencia de la Auditoría Ciudadana de la Deuda, institución coordinada por Maria Luiza Fatoreli; la no renovación de los acuerdos militares y de inteligencia con el Departamento de Estado de Estados Unidos, como el fin de la concesión de la Base Manta en 2009; la promoción de acuerdos multilaterales con los países del Cono Sur; la garantía de asilo político al ciberactivista Julian Assange, quien reveló acciones militares secretas de Estados Unidos con varias violaciones de derechos humanos; además del fortalecimiento de las políticas públicas sociales que promovieron la salud pública y la educación en el país, entre otros.
La fase actual del capitalismo global ha entrado en una etapa de profundización de su crisis de reproducción ampliada, especialmente desde la crisis financiera del 2008 y ahora más aún con las consecuencias económicas y sociales de la pandemia global, producto de la parálisis de las fuerzas productivas a nivel mundial. En este espectro, hace tiempo que, frente a cualquier proyecto mínimamente soberano, nacional-reformista o neo desarrollista, por más que sea en el marco del propio capitalismo, ha generado ofensivas políticas, militares, diplomáticas y económicas contra los países más dependientes que se atreven a desafiar los tentáculos dominantes del imperio.
Algunas acciones políticas de Rafael Correa, aunque parciales, generaron evidentemente operaciones de lawfare en el mismo padrón que ha ocurrido en varios países de América Latina, como Brasil, Honduras y Paraguay o en una versión más ofensiva como ocurrió en Bolivia y Venezuela.
Garantizar la 2a vuelta contra los intentos de golpe y derrotar los bancos en la votación
Ante la confirmación de un nombre de centroizquierda, representado por Andrés Arauz y otro de derecha y del gran capital, la principal tarea coyuntural de todo el movimiento social en el país, apoyandose en la izquierda latinoamericana, es derrotar al banquero. Por más que sepamos que Arauz tiene varios límites programáticos, como, por ejemplo, no proponer, como ningún otro candidato ha propuesto, la recuperación de la soberanía monetaria del país, para acabar con la dolarización.
Por su parte, crecen las responsabilidades de los líderes de los movimientos sociales y militantes del Movimiento de la llamada Revolución Ciudadana, en la búsqueda de caminos para las necesarias y altivas críticas al gobierno de Correa en relación al cuestionamiento de los proyectos de extracción depredadora por parte de grandes empresas mineras, así como otras reivindicaciones que quedaron pendientes de ese período.
Pero la gran pregunta que enfrenta un futuro gobierno de Arauz es ¿cómo pueden los movimientos obreros e indígenas arrancar conquistas a partir del fortalecimiento de sus organizaciones independientes y con su propia fuerza de movilización, como se demostró recientemente el 19 de octubre?
Pachakutik y Yaku Perez tuvieron su desempeño electoral más alto desde su fundación, alcanzando alrededor del 20% de los votos válidos, aumentando su voto en un 230%. No necesariamente tiene la obligación de componer un probable gobierno de Andrés Arauz, pero la mayor tragedia sería repetir el error de 2017, donde Yaku definió su voto con el falso concepto “mejor banquero que dictador” o incluso apelando al voto nulo. Este lema es sin duda lo que la embajada de Washington pretende repetir, ya que cuantas más confrontaciones entre los diversos sectores de la izquierda, más fácilmente ganarán fuerza la derecha ecuatoriana y la Casa Blanca para preparar el camino para el regreso, o incluso dificultar la aprobación de leyes y políticas públicas que favorezcan amplias mayorías en la nueva Asamblea Nacional.
El gran desafío de la segunda vuelta es, en primer lugar, garantizar la propia elección, ya que la noticia que llega es que tanto la Fiscalía como la Contraloría han extrapolado sus prerrogativas constitucionales, intentando que la segunda vuelta sea más exitosa con requisitos de auditoría inconstitucionales. Recordemos lo sucedido en Bolivia, donde el impulso al golpe fascista se dio precisamente con la obstaculización sucesiva de las elecciones durante el proceso de escrutinio.
Buscar sentido de estrategia, preparando el fortalecimiento de las organizaciones sociales autónomas para exigir al futuro gobierno medidas a favor de los trabajadores, los pueblos indígenas y las comunidades populares. Esta parece ser la forma más sensata, sin buscar atajos de alianzas con las fracciones políticas de las clases dominantes del país.
A partir de un voto crítico en Andrés Arauz, manteniendo la independencia política y de clase, es posible que las organizaciones presenten sus demandas inmediatas e históricas a partir de la movilización social. Alentar un signo de igualdad entre Andrés Arauz / Correa con la candidatura de Guillermo Lasso, banquero apoyado por la agroindustria del país, el ex superministro de dolarización del gobierno de Jamil Mahuad, quien fue expulsado del poder por una rebelión popular, Es un camino sectario que de ninguna manera ayuda en la construcción de las organizaciones de izquierda anticapitalistas del país.