Via Esquerda Online
El 3 de marzo, el ex candidato presidencial, diputado y líder de la organización política Pastef -Ousmane Sonko- fue detenido por las fuerzas policiales senegalesas por «fomentar el desorden público» y «participar en una manifestación no autorizada (1)», cuando se dirigía a la sede de la policía para ser juzgado por cargos de violación, tras haberle sido levantada la inmunidad parlamentaria (2).
La base social del partido consideró que estas acusaciones no eran más que el uso de la justicia por parte del poder político -es decir, Macky Sall y su coalición Benno Bokk Yakaar- para eliminar y desacreditar a un candidato putativo para las próximas elecciones presidenciales de 2024. En las últimas elecciones presidenciales de 2019, Ousmane Sonko, había obtenido el 15% de los votos. La revuelta se extendió por todo Senegal, desde Saint-Louis, especialmente en el campus de la Universidad Gaston Berger, pasando por Dakar -donde se saquearon intereses franceses, especialmente los surtidores de combustible Total y los supermercados Auchan (3)- hasta Bignona, con informes de al menos 4 muertos, según las autoridades estatales (4). La táctica clásica para impedir que los medios de comunicación informen de los acontecimientos se materializó en el corte de la señal de las televisiones privadas Wfan y SenTV por parte del Consejo Nacional de Regulación Audiovisual (5).
Se repite la práctica de acusar a los posibles adversarios políticos de Macky Sall para la Presidencia de la República. Lo había sido en 2013 con Karim Wade (6) y en 2017 con Khalifa Sall (7). Aunque constitucionalmente no puede presentarse a las próximas elecciones presidenciales de 2024, debido al límite de mandatos, todo indica que la maquinaria política del actual presidente, ya está perfilando este horizonte…
No se trata de exculpar o condenar a Ousmane Sonko, sino, tras un análisis minucioso, de comprender la utilización arbitraria del poder judicial por parte del poder político y el clásico «doble rasero». Si este caso está siendo cubierto por los medios de comunicación y juzgado en un tiempo récord, ¿qué pasa con el megaescándalo «Sall-Petrotim (8)» -que implica a Macky Sall y a su hermano Aliou Sall- en suspenso después de casi 2 años, curiosamente en manos del mismo juez Samba Sall (9)?
La intervención del ministro del Interior, Antoine Félix Diome -con un discurso en francés en el que calificaba a los manifestantes de «terroristas» y a sueldo de «fuerzas oscuras» (10)- y otro en wolof -más amenazante y que roza el insulto a los que salieron a la calle- marcan el tono de la represión con la que el Estado senegalés seguirá tratando a los manifestantes.
Circulan vídeos de milicias persiguiendo a los manifestantes en los barrios de Dakar (11). Esta política de financiación de las milicias al buen estilo fascista, en apoyo de las fuerzas policiales, es clásica cuando un régimen pierde el control de la situación y muestra su desesperación.
Posiblemente nos encontremos ante un nuevo caso de politización de un caso legal/justicia: «el uso estratégico del derecho con el fin de deslegitimar, dañar o aniquilar a un enemigo (12)».
Au-delà a la cuestión de Sonko
La detención del líder del PASTEF sirvió de detonante para desencadenar toda una revuelta contenida entre la clase trabajadora senegalesa, especialmente entre los jóvenes, que constituyen el 42% de la población senegalesa (13). Desde las detenciones arbitrarias, hasta la intimidación, los secuestros, la malversación de fondos públicos y los ataques de las llamadas fuerzas del orden en los suburbios de Dakar, todo caracteriza al régimen político de Macky Sall.
Toda una clase trabajadora asolada por el llamado desempleo crónico, eufemismo de la incapacidad del capitalismo neocolonial para crear puestos de trabajo. La situación se agrava, tanto en la pesca, ya que los pescadores senegaleses se enfrentan al agotamiento de los recursos pesqueros y a la apropiación de los mismos, sobre todo por parte de los enormes arrastreros europeos que surcan las costas senegalesas, como por el confinamiento impuesto para evitar la venta ambulante del comercio informal. Entre los africanos que intentan llegar a Europa por el Mediterráneo, a menudo hay senegaleses (14)… Es esta clase trabajadora dispuesta a arriesgar su vida en el Mediterráneo en busca de una vida digna la que hoy no teme las balas del régimen de Macky Sall, uno de los pilares del neocolonialismo y de la Francefrique.
La covida19 y el confinamiento -puro mimetismo neocolonial, pero sin ninguna medida de apoyo social- han agravado una situación ya existente de desempleo entre la clase trabajadora senegalesa, con la consiguiente miseria social y protestas (15).
Ante la revuelta en las calles, se formó una coalición ecléctica -Aar Sunu Démocratie (16)- que llamó a los trabajadores a salir a la calle en todo el territorio nacional senegalés los días 8, 9 y 10 de marzo, con estas reivindicaciones
- La liberación inmediata de todos los presos políticos detenidos ilegal y arbitrariamente en las cárceles de Macky Sall (17);
- El establecimiento inmediato de las señales de televisión Walf y SenTV (18);
- El reconocimiento y el respeto de los derechos de los ciudadanos y la manifestación pacífica de acuerdo con la Constitución
- La apertura de una investigación para identificar, juzgar y condenar a todos los implicados en la sórdida trama que ha llevado al país a esta grave crisis.
Esta es la primera fase de la protesta. Su desarrollo dependerá de la acción firme y decidida de los sindicatos -con reivindicaciones concretas- y de las fuerzas políticas que comprendan que la liberación de Ousmane Sonko y otros presos políticos y la de Macky Sall no serán suficientes por sí solas. Se trata de borrar del mapa todo el aparato político, económico, cultural y represivo legado por el neocolonialismo. Y los acontecimientos en Malí, tras la caída del gobierno de Ibrahim Boubacar Keita, y la desilusión con el nuevo gobierno que se ha instalado demuestran, en la historia política de «Françafrique», una vez más, que no basta con destituir a los hombres, sino igualmente con destituir a sus instituciones. Incluso en Senegal, en 2011, la movilización popular logró impedir que el entonces presidente Abdoulaye Wade siguiera en el poder más allá de lo que le permitía la Constitución. Sin embargo, 10 años después, las condiciones de vida de la clase trabajadora senegalesa no han cambiado, a pesar de las diferentes figuras políticas en el poder…
El economista senegalés Felwine Sarr ha descrito el pútrido estado de la política senegalesa en su artículo «Sénégal, une démocratie à la derive (19)».
No basta con cambiar la cara del sistema. ¡Es necesario erradicar el propio sistema!
La caída del régimen de Macky Sall, a manos de la furia de la clase obrera senegalesa, puede tener un gran impacto en la subregión, especialmente en Gambia y Guinea Bissau, dada la responsabilidad de Macky Sall en la toma del poder de sus respectivos presidentes: Adama Barrow y el general golpista Umaro Sissoco.
Al analizar la crisis política que se está produciendo en Senegal -revuelta por el encarcelamiento de un líder de la oposición, el llamado desempleo crónico y la consiguiente pobreza, la corrupción y la impunidad institucionalizadas, la privatización del Estado por parte de uno de sus dirigentes y la connivencia de la policía y las fuerzas armadas- uno podría pensar en Guinea-Bissau. A pesar de las diferencias existentes – la analogía es una analogía porque hay diferencias – Ousmane Sonko, desde los primeros momentos tuvo una posición de resistencia, pero que iba más allá de las palabras: llamó a sus militantes a invadir las calles de norte a sur del país para resistir a lo que llamó un complot. ¡La política se hace con convicción!
En Guinea-Bissau se produjo un golpe de Estado -financiado y apoyado diplomáticamente por Macky Sall y largamente prometido por el general Sissoco- que intimidó al primer ministro legal, Aristides Gomes, obligándole a refugiarse en la sede de Naciones Unidas, e intentó una orden de detención contra el líder del PAIGC, Domingos Simões Pereira. El mimetismo colonial de las medidas anti-COVID19, sin ningún apoyo social para la clase obrera guineana, encontró adhesión entre la casta política golpista, y también el reciente escándalo de los Presupuestos del Estado -promulgados por el general Umaro Sissoco- que concedieron privilegios a esta miserable casta política y burguesa. Las milicias, financiadas por el Ministerio del Interior de Botché Candé, han golpeado a sindicalistas, amenazado de muerte a periodistas, opositores políticos y jueces. Los sindicatos llevan meses en lucha por las promesas incumplidas del gobierno golpista, escritas en el memorando firmado cuando tomaron el poder. Se ha denunciado la continuación de la tala ilegal de árboles -por el mismo régimen golpista- y la firma de un acuerdo conjunto con Senegal para la explotación de los recursos de Guinea-Bissau por parte del presidente del régimen golpista, el general Umaro Sissoco, sin ninguna intervención de la asamblea nacional popular. El desempleo no es diferente al de Senegal y la subregión, y Guinea-Bissau ha sido considerada recientemente como uno de los Estados más corruptos del mundo en 2020, según Transparencia Internacional (20). Sin embargo, la revuelta popular no ha tomado la forma de manifestaciones y enfrentamientos con el Estado.
¿Por qué, ante estas condiciones objetivas, no hay un levantamiento popular explícito y abierto contra el régimen golpista? La respuesta nos lleva a la cuestión subjetiva: el hecho de que no exista un partido resueltamente comprometido con el bienestar de la clase obrera guineana, sin arrières pensées. Porque la dirección del mayor partido de Guinea-Bissau, y el que sufrió el golpe -el PAIGC-, ha hecho repetidos llamamientos a la «calma», la «paz» y la «serenidad» a sus militantes y a tantos otros que, aunque no sean militantes, simpatizan con su actual dirección y estarían dispuestos a seguir una voz de mando decidida a defender las conquistas que permitió la lucha de liberación nacional. Esa es una diferencia fundamental entre la situación política de Senegal -de un pueblo que se levanta y grita «On en a marre»- y la situación política de Guinea-Bissau, que parece descaradamente tranquila….
Pero no creamos en los esencialismos intrínsecos a los pueblos. La Historia de la Humanidad -porque es la lucha de clases la que la encarna- ya ha demostrado que todos los pueblos del mundo, que acumulan diariamente una opresión y una explotación injustas más o menos persistentes, se levantan colectivamente. Y, cuando esto sucede, estando dispuestos a acceder a «la paz, el pan y la tierra», ni siquiera las fuerzas mortales de las balas de los torturadores son capaces de detenerlos. El pueblo de Guinea-Bissau marcha en esta dirección.
Oda al pueblo de Cheikh Anta Diop y Omar Blondin Diop.
Toda nuestra solidaridad política con la clase obrera senegalesa: vanguardia del panafricanismo revolucionario.
3) https://www.youtube.com/watch?v=WavJ7xqsOOo
5) https://www.seneweb.com/news/M%C3%A9dias/les-signaux-de-walf-tv-et-sen-tv-coupes_n_342015.html
7) https://www.jeuneafrique.com/dossiers/senegal-retour-sur-la-chute-de-khalifa-sall/
8) SÉNÉGAL : Un scandale à 10 milliards de dollars – BBC Africa Eye https://www.youtube.com/watch?v=jw1DqEy41rU
10) DISCOURS INTÉGRALE DU MINISTRE DE L’INTÉRIEUR ANTOINE FÉLIX DIOMEhttps://www.youtube.com/embed/VUUGnkhK8dM?feature=oembed
11) Lawfare – Uma introdução(pg.,36)
12) https://population-pyramid.net/pt/pp/senegal
13) https://twitter.com/freesenegal_/status/1368211953781465094?s=08
15) https://www.youtube.com/watch?v=Q_1Wfzsje3Y https://www.youtube.com/watch?v=i05D-SA9SUs
16) https://www.youtube.com/watch?v=Spv86LviLfk
17) Relembre-se a situação de Guy Marius Sagna detido e em isolamento au Cap Manuel
18) https://www.seneweb.com/news/M%C3%A9dias/les-signaux-de-walf-tv-et-sen-tv-coupes_n_342015.html
19) https://www.seneplus.com/opinions/senegal-une-democratie-la-derive